
Un buen almuerzo o una rica cena sacian el apetito, dan energías y dejan esa incomparable sensación de sentirse a gusto y satisfecho. Pero si esos alimentos tan deliciosos contribuyen además a fortalecer el sistema de defensas ¡ya sería lo máximo! Para eso hay que saber escoger los que contengan la mayor cantidad de antioxidantes. Aquí te contamos qué son estas sustancias y dónde puedes encontrarlas para que las incorpores más fácilmente a tu dieta.
Hay quien come en piloto automático: porque ya es hora o siente hambre. O por darse gusto, por no dejar de probar algo delicioso, aunque esté repleto y no necesite una caloría más. Lo ideal es aprender a comer más inteligentemente, buscando alimentos que además de aportar carbohidratos, proteínas y grasas, nos brinden un servicio adicional, como la protección de nuestro organismo a un nivel muy básico: el de las diminutas células, que forman todos nuestros tejidos. Y todo gracias a los antioxidantes.
¿Sabes qué son los antioxidantes? ¿O por qué las personas necesitan eso que parece más una sustancia para limpiar metales que un componente nutritivo? Como te imaginas, no tienen nada que ver con el óxido de los metales, pero estos nutrientes, entre ellos vitaminas y minerales, tiene la propiedad de evitar que el cuerpo se oxide (a nivel celular).
Con el paso del tiempo y la exposición a las sustancias tóxicas del ambiente, como el humo del tabaco y la radiación, el cuerpo se va degradando y produce lo que se conoce como radicales libres. Los radicales libres son moléculas que pueden dañar a las células y, según lo consideran muchos especialistas, juegan un papel importante en el desarrollo de algunas enfermedades como el cáncer, los problemas del corazón y la artritis.
El daño a las células también puede debilitar el sistema de defensas (el sistema inmunológico). Como los antioxidantes ayudan a combatir el efecto de los radicales libres y ayudan a reparar el daño celular, son las sustancias ideales para ayudar a fortalecer el sistema inmunológico, contribuyendo de esta forma a que el cuerpo se mantenga fuerte y a salvo de infecciones, entre ellas los resfríos y las gripes.
Las vitaminas C y E, por ejemplo, son dos antioxidantes muy conocidos que se encuentran en distintos alimentos como las fresas (frutillas), el brócoli y las coles (repollo), los repollitos de Bruselas, los melones cantalupo, los pomelos (toronjas) y las naranjas, los kiwis, los mangos, las batatas (camotes, bonitatos dulces), los tomates, las zanahorias, la acelga y la espinaca, las semillas de girasol, la calabaza (ahuyama), la papaya (frutabomba) y la mostaza.
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1 comentario:
Hola me encanto el tema,
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