
Seguro que quieres disminuir tus riesgos de desarrollar enfermedades del corazón y diabetes tipo 2, ¿cierto? Pues en tus manos está lograrlo: ¡muévete! Si haces suficiente ejercicio, tus posibilidades de mantenerte saludable suben como la espuma.
Una vida sedentaria es la fórmula perfecta para desarrollar enfermedades y su opuesto, el movimiento, un factor clave en un estilo de vida saludable. Los estudios siguen sumando evidencias al respecto y queremos compartirlas contigo. Un grupo de investigadores de la Universidad de Missouri publicó recientemente un estudio en Medicine & Science in Sports & Exercise que aclara varias cosas. Una de ellas es la siguiente: durante mucho tiempo se ha sabido que las personas sedentarias tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y diabetes tipo 2, pero no se conocía exactamente la razón, ya que ese mayor riesgo podía también deberse a la obesidad, a una alimentación deficiente, al estilo de vida o a problemas metabólicos. Era difícil entonces determinar el papel específico que jugaba la inactividad por sí sola en la mala salud.
Los investigadores llegaron a la respuesta mediante un método nuevo. Para estudiar los efectos de la inactividad, convencieron a un grupo de adultos jóvenes, activos y saludables a que se movieran menos, recortando al menos a la mitad los pasos que daban a diario. Así podían determinar si la falta de actividad física por sí sola afectaba la capacidad del cuerpo para controlar los niveles del azúcar.
Es sabido que la elevación del azúcar en la sangre, sobre todo después de comer, no es buena para el organismo. Las subidas y las oscilaciones en el nivel de azúcar después de una comida se han relacionado con enfermedades cardíacas y con diabetes tipo 2. Se equipó a los voluntarios del estudio con unos sofisticados dispositivos para monitorear la glucosa, de manera que se pudieran examinar sus niveles de azúcar durante todo el día. También les dieron cuenta pasos y brazaletes para medir su actividad y registrar los pasos que daban. Finalmente, les pidieron que hicieran una lista detallada de los alimentos que consumían.
Los voluntarios escogidos debían mantener su estilo de vida, caminando y haciendo los mismos ejercicios de siempre, durante tres días. Estos voluntarios tenían más actividad física que la persona promedio. Normalmente caminaban casi todos los días, dando más de 10,000 pasos (el promedio entre ellos era de 13,000 pasos). Eso superaba las guías básicas de American Heart Association, que recomienda dar al menos 10,000 pasos al día, el equivalente a caminar unas cinco millas u ocho kilómetros (la mayoría de las personas dan menos de 5,000 pasos al día).
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