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miércoles, 2 de noviembre de 2011

Las alergias también afectan los ojos. Aprende a evitarlas y a tratarlas

En cuestión de alergias, la nariz no está sola. Si pensabas que los únicos síntomas de alergia son la congestión, el goteo nasal y los estornudos, te equivocas. Si un día amaneces con los ojos enrojecidos que te pican, te arden y te lagrimean, y/o con los párpados inflamados, tienes todas las señales de una alergia ocular o conjuntivitis alérgica. De momento, una compresa de agua fría puede aliviar los síntomas, pero a largo plazo necesitas identificar qué te la produce y aprender a combatir los síntomas.

Los ojos son órganos muy sensibles y delicados. Cualquier cosa que los irrite resulta extremadamente molesta: imagina la sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo, una especie de arenilla que se añade a la picazón que te hace restregarlos continuamente, y ni hablar del enrojecimiento y la inflamación. ¿Cómo salir a la calle con semejante aspecto? Pues bien, una de cada cinco personas (en los Estados Unidos) padece de alergias que les afectan los ojos y que se conocen como alergia ocular o conjuntivitis alérgica. 

Aunque pueden provocar visión borrosa, la buena noticia es que los síntomas de esta condición, aunque son muy molestos, no afectan permanentemente la vista, a diferencia de otras infecciones en los ojos que sí pueden dañarla y a veces dan los mismos síntomas. Por eso, si no encuentras alivio y mejoría con los medicamentos de venta libre para las alergias y las estrategias para evitarla, conviene que consultes cuanto antes con el oftalmólogo (el médico especializado en los ojos) o con tu médico de cabecera.

¿Por qué suceden?

La función del sistema inmunitario o inmunológico (el de defensa) es proteger al organismo de sustancias dañinas como los virus y las bacterias. Este sistema también reacciona y actúa ante sustancias extrañas, llamadas alérgenos (a los que la persona es alérgica) que por lo general son inofensivas y no causan ningún problema en la mayoría de las personas. Pero en una persona alérgica, el sistema inmunitario es hipersensible y reacciona de forma extrema. En el caso de la alergia ocular (de los ojos), el problema comienza cuando la conjuntiva (la membrana que recubre la parte interna del párpado y la parte blanca del ojo) entra en contacto con un alérgeno. 

En su intento de combatir lo que percibe como un ataque, el sistema inmunológico crea anticuerpos que causan que el ojo libere histaminas y otras sustancias para combatir el alérgeno. Eso es lo que provoca el enrojecimiento, la picazón y el lagrimeo, molestias que pueden ocurrir independientemente o en combinación con los síntomas de la alergia nasal.

Los dos tipos de alergia ocular

Hay dos tipos de alergia ocular: la estacional y la más común, la perenne. La alergia estacional ocurre solamente en algunas estaciones del año que coinciden con las épocas en que hay más esporas y polen en el aire (primavera u otoño), mientras que la perenne ocurre durante todo el año. Sus causas más comunes son la exposición a los ácaros del polvo, plumas, caspa, células muertas de la piel de los animales, humo, contaminación ambiental y también a perfumes, cosméticos y ciertas medicinas. Por lo general, la persona alérgica puede identificar qué le provoca el brote de alergia: un paseo por el jardín, cargar a una mascota, aspirar polvo o estar expuesta a algunos productos de limpieza. Pero si las causas no resultan obvias, a veces, una prueba de sangre puede determinarlas con mayor facilidad. Es muy importante saber qué produce la reacción alérgica para poder aislar y evitar lo que la desencadena.

Ambos tipos de alergia producen los mismos síntomas, sólo que se experimentan en distintas épocas y son causados por distintos alérgenos. La picazón es casi siempre un síntoma que indica que se trata de una alergia ocular o conjuntivitis alérgica, que también puede ir acompañada de:

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