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martes, 8 de noviembre de 2011

Cáncer de Seno: Esperanza y Valentía

Por Mayte Prida. 

A pesar de los grandes avances dentro de la medicina en general, aún no hay una cura única y definitiva contra el cáncer. Esto se debe al gran número de posibilidades y de causas por las cuales el cáncer se manifiesta en nuestro cuerpo físico y al simple hecho de que somos seres únicos e individuales y nuestros cuerpos reaccionan de manera diferente.

Es una realidad que el recibir un diagnóstico de cáncer es uno de los momentos más difíciles en la vida de cualquier persona. Afortunadamente, en la actualidad el recibir ese diagnóstico ya no significa recibir una sentencia de muerte como pudo haber sido tiempo atrás, ahora significa “comenzar una fuerte batalla por restablecer la salud”

Octubre es el mes nacional contra el cáncer de seno, el cáncer más común entre las mujeres después del cáncer de piel. De acuerdo a la Sociedad Americana Contra el Cáncer, una de cada ocho mujeres que radican en los Estados Unidos padecerá cáncer de seno en el transcurso de su vida. Cabe mencionar, que a pesar de que el cáncer de seno es una enfermedad que ocurre primordialmente en las mujeres, un 1% de los casos de cáncer de seno se presentan en los hombres.

Desde que recibimos el devastador diagnostico hasta que logramos la recuperación, el cáncer trae consigo una gama se sentimientos y pensamientos que cambian nuestra manera de vivir y de ver la vida para siempre.

Yo fui diagnosticada con cáncer de seno la primera vez a la edad de 38 años. No creía que era posible padecer esa terrible enfermedad estando tan joven. Yo la asociaba a “abuelitas” ya que el 70% de los casos se manifiesta en mujeres mayores de 65 años de edad.

Al momento de recibir mi diagnóstico pasaba por una situación difícil en mi vida. Estaba recién divorciada, con dos hijos (7 y que dependían totalmente de mí en todos los aspectos, y prácticamente recién mudada a una nueva ciudad a la que nos habíamos ido con la esperanza de empezar una vida nueva. Mi programa de televisión había sido abruptamente cancelado y por consecuencia me había quedado sin seguro médico. Sin seguro médico en una sociedad en donde el enfermarte puede acabar con todos los ahorros de tu vida entera.

Comencé a vivir una situación muy caótica. No nada más me enfrentaba a ese terrible tirano llamado cáncer que cobardemente había estado creciendo dentro de mi cuerpo tratando de robarme la vida, sino que tenía que encontrar una manera de solventar la enfermedad sin terminar despojada hasta de un techo para nosotros.

Los primeros días la incredulidad me invadía. No era posible que yo que lucía tan joven y sana habiendo estado conduciendo programas de fútbol soccer para niños vestida con mis pequeños shorts y ajustadas camisas, me enfrentara a un mal que además de quitarme la vida terminaría con todos mis ahorros y con el futuro económico hasta de mis hijos. Fue una periodo de mi vida realmente duro.

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