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jueves, 25 de agosto de 2011

Recetas Para la Vida – Midiendo el valor de las palabras


Las palabras pueden herir, cuidado con lo que se habla.
“La vida y la muerte se encuentran en poder de la lengua” (Rey Salomón).  Si bien hay veces que  uno no dice cosas que debería  decir, es más común decir cosas que uno no debería decir.  Por medio de las palabras podemos construir o destruir la autoestima de una persona., Una palabra bondadosa, positiva y amable siempre logra más que una ofensa o una crítica.
Cuando uno habla tiene que estar muy consciente de qué dice, cómo lo dice  y  a quien se lo dice, sin olvidar quien más lo está escuchando. Es importante cuidarse al hablar. Las  palabras son un arma poderosa.
Lily y su hijo  llegaron  a la comida familiar. Como era costumbre, se encontraban reunidos todos sus familiares. Se encontraban conversando alegremente mientras esperaban pacientemente el sabroso almuerzo preparado por Raquel, la matriarca de la familia. Parecían estar teniendo una charla divertida y ligera.
Lily, no tenía ánimo o paciencia para ese tipo de conversación. Al contrario, se sentía furiosa, no pasaron ni dos minutos cuando le empezaron a brotar rápidamente las palabras llenas de rabia de su boca: “¡Casi no puedo creer lo que hizo este cretino! ¿Qué se puede esperar de alguien tan bajo y sin escrúpulos? ¡No se qué estaba pensando el día que me casé con él! ¡Nada bueno puede salir de alguien así! ¡Ya me decían que no era bueno para nada!, mal nacido y con pocas intenciones de hacer algo de su vida.”
Lily lloraba desconsoladamente, sentía aberración por su ex marido, Ramón. Él la había herido, le había arruinado sus planes, sus ilusiones y sus expectativas habían sido truncadas repentinamente. Encima, Lily recién había descubierto que mientras estaba casada, Ramón la había engañado nada menos que con su mejor amiga.
Su familia coincidió con ella e inmediatamente comenzaron a difamar a su ex esposo . Todos estaban de acuerdo que este hombre era de lo peor. Raquel, la madre, dijo que desde el primer momento que lo conoció, le había caído mal, siempre le había parecido poco hombre, un ruin embustero, Ella le había advertido a su hija que este hombre la iba a hacer sufrir. “Era perezoso para trabajar y se veía que es tacaño con su dinero. Lily, ¿te acuerdas que te dije que de él no ibas a recibir ni un centavo?”
La hermana de Lily contó como Ramón siempre le dio mala espina. “Desde que me conoció coqueteaba conmigo. Salió igual a su propio padre, un viejo rabo verde. Cualquiera te hubiera dicho que no podía darte nada bueno.”
En ese momento se escucharon unos bajos gemidos. Todas las miradas se dirigieron hacia el niño de Lily que hacía esfuerzo por esconder y secar las lágrimas que le corrían por las mejillas. Cuando el niño  pudo recuperar su aliento dijo con una voz temblorosa y quebrantada por el dolor: “Esa basura de la que están hablando es mi papá”.
La familia enmudeció y la casa quedó sumida en un profundo silencio…

La Receta:

“Midiendo el valor de las palabras”
Ingredientes:...

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