Sin querer y sin darme cuenta… soy igual a mi mamá

El tiempo pasa y no perdona nada; parece que sólo ayer llegamos al mundo, jugando con muñecas, probándonos la ropa y los zapatos de mamá. En un abrir y cerrar de ojos, el tiempo voló y nos convertimos en personas adultas, en mujeres con sueños y esperanzas, con angustias y preocupaciones, con alergias y tristezas. 

Lo que ayer parecía una injusticia o una ridiculez, hoy cobra sentido y más valor, entiendes a tu mamá con un poco más de claridad, estas descubriendo que muchas de las cosas que criticaste, hoy tienen sentido; cosas pequeñas o insignificantes, al igual que la toma de decisiones, sin querer, piensas como y en casos hasta buscas su aprobación y su punto de vista. Después de todo no solo te dio la vida, fue un vivo ejemplo todos los días y te dio y te da lo mejor que ella puede. En general las madres siempre tienen un lugar muy importante en la vida de todos.

Los gritos y las explicaciones que Ivonne le pedía a su novio cuando discutían fueron realmente una sorpresa para su mamá. Lilian llego a su casa de su trabajo cuando escucho gritos, espantada subió corriendo haber que sucedía y fui allí cuando vio como su hija discutía con mucha pasión por teléfono. Ivonne siempre se había destacado por ser una muchacha tranquila, muy reservada y nunca había levantado la voz. ¿Qué habría pasado? ¿Por qué de repente cambio su tono de voz? Lilian estaba completamente asombrada, nunca se imaginó que Ivonne tenía el carácter fuerte tal como ella, su madre, su abuela y sus dos tías las hermanas de Lilian.

Cuando las cosas se tranquilizaron y pudieron colgar, la cara de Ivonne estaba tranquila, tenia una sonrisa que su madre nunca le había visto. Lilian impaciente le pregunto a su hija que que había pasado y cómo y de donde había sacado el valor para decir todo lo que sentía.

Ivonne feliz por haber finalmente expresado sus verdaderos sentimientos, le dijo a su mamá, “Mira, la verdad es que mi novio se porto muy descortés conmigo y ya tenia mucho tiempo aguantándome todas sus groserías, así que me arme de valor, me acorde de todas y cada una de las discusiones que he tenido contigo, de las respuestas evasivas que te doy y de como tu me exiges una explicación clara y concreta, así que eso hice mamá. No se como pero me acordé de todo, entre más hablaba y más discutía, más me acordaba de ti, nunca supe cuanto había aprendido de ti, y la verdad ahora hasta cuando te peleas con mi papá, entiendo porque gritas y por qué te enojas.

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