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jueves, 13 de septiembre de 2012

Cuando uno de los hijos padece una enfermedad crónica

Una enfermedad crónica en un niño no lo afecta sólo a él, sino también a los padres… y tiene un gran impacto en los demás hermanos. Si tienes un hijo(a) en esas condiciones, no te queda otro remedio que “robarles” a ellos algún tiempo del que les pertenece para dedicárselo al niño enfermo. ¿Sabes cómo atender adecuadamente a las necesidades de todos?

Un niño “especial” afecta a toda la familia. Estos niños necesitan un cuidado adicional y, para poder brindárselo, los padres les dedican menos atención a sus hijos saludables. Como consecuencia, éstos pueden sentirse abandonados. Y esa sensación de abandono aumenta el estrés que les causa vivir con un hermano enfermo.

Por suerte, hay señales de alerta. Si ves que tus hijos saludables se muestran ansiosos, deprimidos, malhumorados o rebeldes, si pierden interés en sus amigos, en sus estudios o en actividades que antes disfrutaban (lecciones de música, deportes, etc.), o se comportan mal con el claro objetivo de llamar la atención, debes tomar medidas para ayudarlos a adaptarse a la situación familiar.

Lo que sienten los hermanos saludables. Cuando hay en la familia un niño con una enfermedad crónica, sus hermanos tienen mayores posibilidades de sufrir distintos problemas. Por ejemplo:
  • Sentimiento de culpa. Se produce simplemente porque ellos está sanos, o porque sienten que tal vez algún pensamiento o deseo malo que ellos tuvieron provocó la enfermedad del hermano. 
  • Temor. Se preocupan por el hermano enfermo, por los padres agobiados de obligaciones y porque temen que hasta ellos mismos se enfermen también. 
  • Deseos de enfermarse. Paradójicamente, quisieran a veces enfermarse para convertirse así en el centro de la atención familiar. Pero debes tener cuidado. Puede ocurrir que el niño se queje de algún problema físico o psicológico real, y no le des la debida importancia porque piensas que lo hace sólo para llamar la atención. 
  • Resentimiento. A menudo los niños sanos deben tomar responsabilidades en el hogar, que el hermano enfermo no puede asumir. Muchos resienten esas obligaciones adicionales… y a la vez se sienten culpables por ese resentimiento. 
  • Rabietas (berrinches) o explosiones de mal humor. Ocurre en los niños pequeños, lo mismo en el hogar que en la escuela o en la consulta del médico. Esta conducta inapropiada es por lo general una manera de llamar la atención. 
  • Vergüenza. La sienten cuando los extraños miran con curiosidad al hermano(a), o cuando otros niños se burlan de él o ella porque luce, actúa o habla de modo diferente. 
Estrategias para lidiar con los niños sanos.

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