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lunes, 21 de mayo de 2012

Recetas Para la Vida – Mediadores y Metiches

Por Becky Krinsky e Iliana Berezovsky

Los pleitos de dos se convierten en guerras de muchos

Indudablemente hay ocasiones que es conveniente mediar o conciliar discusiones o malos entendidos; Sobre todo cuando se puede mediar y la persona que ayuda no esta involucrada directamente en el problema, esta puede calmar y proporcionar un punto de vista justo y conciliador.

Desafortunadamente muchas veces las personas que inicialmente tienen la buena intención de ayudar, terminan convirtiéndose en cómplice y toman parte en el asunto, imponiendo su justificación y apoyando a alguna de las partes involucradas, así que lejos de ayudar, crean más tensión y aumentan el problema. Lo que en un momento fue una simple discusión se termina convirtiéndose en una lucha de poder con complicidad.

Días antes de la celebración del matrimonio más esperado, toda la familia cercana ha intervenido para tratar de arreglar un problema que se había originado por una simple discusión completamente irrelevante entre las dos hermanas queridas. Tristemente todos han quedado lastimados y ofendidos. Así que a lo que empezó como un mal entendido de dos, se sumó las buenas intenciones de otros y se ha desencadenado una guerra familiar. ¡Que líos con todos los tíos!

El problema era realmente sencillo, Marta que se iba a casar estaba molesta con Teresa, su hermana menor la cual decidió alejarse para no interferir en los preparativos de la fiesta esperando que después de la fiesta, su hermana estuviera en mejores condiciones de hablar más calmadamente.

Justina, la otra hermana, con un carácter mas conciliador, trató de ser la mediadora entre ellas. Porque le angustiaba mucho que las hermanas no estuvieran en paz para la boda. Así que trato de que se perdonaran. Ella aseguraba que así podrían disfrutar mejor de la boda.

Sin embargo, las buenas intenciones no fueron suficientemente fuertes para que se vencieran los orgullos y se perdonaran los malos entendidos. Al sentirse frustrada, Justina tomó partido por la hermana menor, criticó a Marta e involucró a la prima y a su padre, dando por resultado mayores acusaciones.

La pobre Justina con las mejores intenciones, lo único que logró fue aumentar la tensión familiar. El problema comenzó a crecer en forma desproporcionada. Finalmente, Tere se sintió tan angustiada que decidió ni siquiera asistir al casamiento. Ofendida cortó la comunicación con su familia.

Las intenciones habían sido buenas y quizá Justina hubiera tenido éxito, si en vez de dispersar el chisme o tratar de imponer su punto de vista, hubiera ayudado a que sus hermanas encontraran soluciones y recordaran lo que realmente era importante.

Cuando una persona se convierte en juez y parte al mismo tiempo, se pierde la parcialidad y la objetividad del problema. Las críticas solo consiguen que la persona se sienta peor y se ponga a la defensiva. Este caso fue una oportunidad perdida y una fiesta descompuesta.

La Receta:

Mediaciones exitosas

Ingredientes:

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