Durante décadas, la sabiduría médica sobre el herpes zóster (culebrilla) decía que se trataba de una experiencia única en la vida. Lo que normalmente se creía es que los pacientes quedaban protegidos contra una nueva recurrencia del virus del herpes zóster después de un solo evento. Sin embargo, un estudio publicado en la edición de febrero de Mayo Clinic Proceedings dice que las recurrencias del herpes zóster serían mucho más comunes de lo que los médicos sospechan.
“Se creía que las recurrencias sólo se presentaban entre la gente con sistemas inmunes comprometidos, como por ejemplo, aquellos sometidos a quimioterapia o con un cáncer de origen sanguíneo, pero ese no es el caso”, comenta la autora principal, Dra. Barbara Yawn, directora de investigaciones del Centro Médico de Olmsted en Rochester. “La recurrencia fue prevalente entre la población con capacidad inmunológica y los resultados fueron bastante sorprendentes”.
El equipo de investigación examinó los expedientes médicos (que se remontan al período entre 1996 y 2006) de casi 1.700 pacientes de más de 22 años de edad, con eventos documentados de herpes zóster. Esa afección ocasiona un tipo específico de sarpullido en la piel y dolor fuerte. Luego, buscaron en los expedientes médicos de la zona para determinar si esos pacientes recibieron en algún momento tratamiento debido a un segundo evento y les dieron un seguimiento de hasta 12 años (el seguimiento promedio fue de 8 años). Los datos revelaron un índice de recurrencia de sobre 5 por ciento, el mismo porcentaje que se anticiparía en un cohorte de las mismas edades y que presenta su primer caso de herpes zóster. Algunos pacientes han tenido hasta tres recurrencias. Al respecto, la Dra. Yawn anota lo siguiente: “Eso es sólo en 8 años y al continuar brindando seguimiento a estos pacientes durante toda su vida, la tasa de recurrencia posiblemente será muy superior a 5 por ciento”.
El estudio descubrió que las mujeres, quienes son más proclives que los hombres a tener herpes zóster, también tenían más probabilidad de presentar recurrencia de la enfermedad. A pesar de que el equipo sospechaba índices de recurrencia más altos entre pacientes mayores, la edad no pareció hacer a nadie más susceptible a sufrir otro ataque de la enfermedad. Por el contrario, los científicos descubrieron que el factor determinante más asombroso para la recurrencia era el dolor que sentían los pacientes durante el evento inicial. Quienes sentían un dolor que duraba más de 30 días a partir de la aparición del herpes zóster eran más proclives a tener recurrencias, especialmente durante los primeros tres o cuatro años posteriores al evento inicial. Eso también fue una sorpresa para el equipo de investigación. “Pensábamos que presentar un caso peor posiblemente creaba más resistencia en los pacientes hacia una segunda recurrencia, pero los datos plantearon exactamente lo opuesto”, señala la doctora Yawn.
Los resultados plantean que la vacuna contra el herpes zóster, que se sabe disminuye a la mitad la primera ocurrencia del herpes zóster, ayudaría a los pacientes a evitar un segundo evento. “Hasta ahora, no había sido posible decirles a los pacientes cuál era el riesgo de presentar herpes zóster por segunda vez, pero este estudio ofrece otro pedazo de información para que pacientes y médicos puedan conversar sobre la posibilidad de una recurrencia y considerar una táctica de prevención”, explica la Dra. Yawn.
Tomado de Vida y Salud
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