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viernes, 11 de febrero de 2011

La artritis y el ejercicio


Si los dolores que te causa la artritis te vienen como anillo al dedo como excusa para que dejes de hacer ejercicio, he aquí algunas razones y sugerencias para que pongas tu cuerpo en movimiento y mantengas una vida más saludable. No dejes que la artritis te inmovilice.

Falta poco para que Mirta cumpla 70 años y por supuesto, ya tiene casi todo listo para la fiesta. Sólo un detalle le preocupa: le gustaría bailar aunque sea un ratito ese día pero es probable que no pueda hacerlo. Hace unos años, la artritis comenzó a desarrollarse en el cuerpo de Mirta.

Esta enfermedad de las articulaciones que genera dolor y rigidez, y hasta puede presentar inflamación, calor y enrojecimiento, hizo que -lentamente y casi sin darse cuenta- fuera eliminando los movimientos cotidianos de su rutina diaria.

La buena noticia es que puede hacer mucho para recuperar la movilidad perdida, y por qué no, volver a bailar aunque sea un poquito, posiblemente no en su propia fiesta pero sí en alguna próxima, luego de unos meses de ejercitar su cuerpo.

Es cierto que los dolores que genera la artritis suelen generar inactividad pero también es cierto que muchas veces el mismo dolor hace que te limites y dejes de hacer ciertos movimientos, simplemente porque crees que ya no puedes hacerlos.

El paso del tiempo, sumado a la enfermedad, no sólo no te permite bailar como en tus épocas de juventud, tampoco tienes fuerzas para caminar tanto como antes e incluso, hasta te cuesta mantenerte de pie durante más de una hora, mientras preparas una cena romántica o el almuerzo del domingo para disfrutar con la familia o los amigos.

Si eres de las personas que piensa (y siente) cosas similares, deja de preocuparte y ponte en acción: si haces ejercicio regularmente puedes devolverle fuerza a tus músculos, recuperar el movimiento y aliviar el dolor que te provoca la artritis. Por supuesto, no esperes volver a sentirte como a los 20, pero sí podrás volver a disfrutar más todas esas tareas cotidianas que te cuestan tanto trabajo actualmente.

Cuando Mirta tuvo que ponerse manos a la obra, nuevamente volvió el “no puedo”: porque cerca de donde vive no hay buenas profesoras de yoga ni de estiramiento, porque las inscripciones a esas clases son muy costosas o simplemente porque tiene artritis y no puede realizar ciertos movimientos.

Es posible que todo esto sea cierto pero en todas estas afirmaciones también hay algo de auto-sabotaje. En principio, no tienes que realizar movimientos que no puedas hacer, ya sea porque te duele o porque has perdido flexibilidad.

Por el contrario, cada vez que te propongas hacer ejercicio recuerda no sobre exigirte ni forzarte, tampoco deberías agitarte. La idea es que con el tiempo y con ejercicios suaves que no te generen dolor ni molestias, vayas recuperando la movilidad y tonificando los músculos.

Esto no sólo te permitirá volver a bailar, caminar varias cuadras y cocinar durante toda la mañana para luego levantarte varias veces para atender a tus visitas, sino que además aliviará los mismos dolores que provoca la artritis y hasta te permitirá dormir mejor. Todo eso, ¿necesitas algún motivo más?

Ahora que ya sabes que el ejercicio puede ayudarte a sobrellevar mejor tu artritis, debes encontrar el más conveniente para ti. En este caso, es importante que consultes con tu reumatólogo qué movimientos debes evitar y si debes tener alguna precaución de acuerdo a tu caso particular.

Luego, es hora de ponerte en acción y buscar la actividad que te resulte más placentera. Los ejercicios pueden ser de distinto tipo:De flexibilidad: ayudan a mantener y mejorar la flexibilidad de las articulaciones afectadas y los músculos que los rodean.

De flexibilidad: ayudan a mantener y mejorar la flexibilidad de las articulaciones afectadas y los músculos que los rodean.

De estiramiento: destinados a fortalecer los músculos, pueden ofrecer mayor apoyo a las articulaciones y ayudan a reducir el impacto en la articulación que te duelen. Además, contribuyen a un mejor funcionamiento y ayudan a reducir la pérdida ósea (del hueso) asociada con la inactividad, algunas formas de artritis inflamatoria y el uso de ciertos medicamentos.

Aeróbicos o cardiorrespiratorios: mejoran la función cardiaca, pulmonar y muscular. Ayudan a controlar el peso, el estado de ánimo, el patrón del sueño y la salud en general. Entre las formas seguras se incluyen: caminar, nadar, montar en bicicleta y tareas cotidianas como cortar el césped (el pasto), rastrillar hojas y sacar el perro a pasear (eso también va a poner feliz a tu perro).

De conciencia corporal: para mejorar la postura, el equilibrio, la conciencia de la posición articular (de tus articulaciones), la coordinación y la relajación. El Tai chi y el yoga, por ejemplo, incorporan ejercicios de este tipo.

El lugar y el momento también lo decides tú. Algunas personas prefieren tomar clases o buscar compañía para hacer los ejercicios, otros prefieren quedarse en la comodidad de su hogar. No dejes que este tipo de factores te desanimen, piensa en todos los beneficios que tendrás al recuperar la movilidad y al aliviar tus dolores.

En todo momento, recuerda consultar periódicamente con tu reumatólogo/ga u otro profesional de salud acerca de tu programa de ejercicios y acerca de cualquier otra inquietud que tengas, para recibir la orientación necesaria.

De ese modo, podrás incorporar las actividades físicas regulares a tu rutina diaria y podrás beneficiarte con un estilo de vida activo y saludable a pesar de tener artritis.

Tomado de Vida y Salud

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